En un vuelo, en una feria o en un congreso, a la entrada de un evento multitudinario o incluso en la televisión, ayudando a los presentadores. Hoy por hoy podemos encontrar azafatas en prácticamente cualquier lugar, ya que sus funciones son realmente útiles. Es cierto que la mayoría de ellas destacan por su belleza y su saber estar, pero son mucho más que simples “maniquís” colocados ahí para alegrar la vista. Ser azafata es un trabajo arduo y complejo que tiene muchas variantes, y que nos puede servir para vivir bastante bien si sabemos cómo enfocarnos dentro de este negocio. Si alguna vez habías pensado en dedicarte a esto de ser azafata en eventos, o prefieres ser tripulante de cabina convirtiéndote en azafata de vuelo, en este artículo vamos a dar todas las claves que debes conocer.
Es evidente que el físico suele ser importante en este trabajo. No se trata solo de lucir bien, sino de tener esa presencia que haga sentir a gusto a los clientes. Por desgracia esto todavía se sigue confundiendo muchas veces con la “necesidad” de ser especialmente amable con ellos, lo que hace que muchos hombres se tomen confianzas que no son adecuadas. Dependerá del tipo de trabajo que desarrollemos y el contacto que tengamos con ellos, pero es obvio que el papel de una azafata siempre será de cara al público, con un contacto directo con los clientes en la mayoría de ocasiones. Debes tener ciertas cualidades más allá de la belleza, como la asertividad, la amabilidad o el saber conectar con los clientes. Por eso ser azafata no es tan sencillo como parece.
Qué es una azafata y cuáles son sus funciones
Podríamos definir a las azafatas, de manera bastante general, como chicas que se dedican a atender a los clientes o vender un producto determinado en un evento. Existen diferentes tipos de azafatas, y seguramente las primeras que se nos vengan a la cabeza son las de vuelo, las que van con nosotros en el avión como parte de la tripulación y están todo el tiempo por el pasillo arriba y abajo, atendiendo a los clientes. Este trabajo suele ser más arduo de lo habitual cuando eres azafata. Hay muchas chicas que se dedican a esto gracias a su imagen, y no tienen por qué tener un contacto tan directo con los clientes. Simplemente tienen que colocarse en un lugar y sonreír, o vender las bondades de un producto que luego entregarán.
Hay evidentes diferencias entre las funciones de una azafata de vuelo, una de imagen y una de eventos, que suelen ser los tres tipos habituales en los que podemos clasificar este trabajo. La primera se dedica a la atención cercana de los clientes a lo largo de los vuelos, mientras que la segunda simplemente presta su imagen como parte de la venta del producto, para atraer con ella a más público. Seguramente la más completa sea la azafata de eventos, que lo mismo tiene que posar junto al producto que quiere vender que hacernos una demostración soltando un discurso. Hay muchas chicas que empiezan en imagen y pasan a eventos o viceversa, y también hay muchas azafatas de vuelo que se han dedicado antes a hacer las otras funciones.
Para ser azafata ¿qué hay que estudiar?
Básicamente no, ya que la formación necesaria se suele impartir por parte de la propia empresa, especificando qué es lo que necesitan de la chica y preparándola para ello, o en cursos especializados en preparar a las azafatas, como veremos más tarde. Podemos encontrar a chicas que estudian en la universidad carreras como Turismo, Medicina o Periodismo, pero también a otras que se han dedicado a esto desde bien pronto y han ido aprendiendo con el tiempo y la experiencia. No hay unos estudios de azafata reglados como tal, pero sí que es cierto que para conseguir trabajos se mira mucho la experiencia y el currículum en cuanto a las habilidades de una chica, para ver si encaja con lo que estamos buscando para ese evento en particular.
Cursos de azafata
Al ser una profesión muy relacionada con el tema de la imagen, las chicas que quieren convertirse en azafatas profesionales suelen empezar haciendo sus pinitos como modelos, presentadoras de eventos o incluso relaciones públicas, algo que está muy de moda, pero que desde luego tiene poco que ver con la profesión de azafata, más allá de conseguir vender un producto. Cuando una chica se decide a ser azafata profesional buscará cursos especializados en este tipo de trabajos, y aunque hay algunos que son más generales, con una preparación más completa para todos los trabajos que se pueden realizar, otros se concentran más en las cualidades necesarias para llevar a cabo eventos, como el protocolo, o para convertirse en azafata de vuelo, con todo lo que tiene que saber al respecto.
Hay cursos y academias donde preparan a conciencia a los tripulantes de cabina, ya que es sin lugar a dudas uno de los puestos más deseados dentro del mundo de las azafatas. Es cierto que puede ser muy cansado y no está tan bien pagado como parece, pero para una chica joven, la oportunidad de viajar por medio mundo es demasiado jugosa. Estos cursos, llamados Air Hostess, se suelen desarrollar en muchas ciudades españolas, y preparan de maravilla a las chicas para convertirse en las mejores azafatas de vuelo, entendiendo siempre las necesidades de sus clientes y atendiéndoles como es debido sin perder nunca la sonrisa que las debe caracterizar.
Sueldo de azafata
La vida de las azafatas de eventos y de imagen puede ser algo caótica, porque en muchas ocasiones no tienen un trabajo fijo de ir todos los días al mismo sitio, sino que van cambiando mucho. Algunas se emplean en agencias donde los organizadores de eventos van a contratarlas, pero suelen trabajar un día o dos como mucho, en este tipo de eventos, y por un sueldo que no suele ser muy alto. En el caso de las azafatas de vuelo la cosa cambia, ya que sí que tienen un trabajo más fijo y rutinario, y su sueldo es más estable. Suele rondar entre los 1.400 y los 1.900 euros al mes, dependiendo de la compañía para la que trabajen, ya que las low cost pagan menos. Se suelen realizar entre 30 y 35 horas de trabajo semanales, que pueden llegar a ser muy cansadas por culpa de los vuelos largos donde tengas que estar todo el tiempo de pie atendiendo a los pasajeros.